Una

Canción

Cáustica

2020

 

 

“ Patricio “ el juguetero” Dalgo, cual Diógenes Laercio, recoge en esta muestra una colección de objetos que fueron en un primer momento descartados, despreciados, tirados prácticamente a sus pies, por otros jueces del arte, para instrumentalizarlos e intervenirlos en piezas de video, sonido o plásticas.

Bajo un esquema aleatorio de “ pensamiento bootleg” (un ejemplo son las muñecas calvas que venden en las calles imitación de las Barbie de Mattel, o los carros Hot Wheels pirateados en carritos de dólar), la basura se vuelve el vehículo del azar.

 

Materiales  desdeñados como el cartón, entre otros considerados sucios o de baja fidelidad, permiten un ensamblaje con esas otras aspiraciones de una suerte de young culture del deseo triste de vivir en un mismo mundo, creando un mash-up en donde todo cobra otro matiz más cercano a las estéticas del cine-B o el industrial-punk.

 

Lo que no cabe en este mundo se considera ruido, desecho o ripio. El futuro mismo es considerado basura. Desde esta posición de un  absurdo completo se elabora el ruido y el juego, soñando el día que una máquina estropeada pueda componer una  canción cáustica. Lo experimental y lo electrónico son esenciales para este trabajo que explora lo sonoro y lo musical en el divagar del ruido.

 

En esta filosofía del Hazlo-tú-mismo, que no está exenta de bulla y diversión,  estos  objetos obsoletos añoran recobrar un sentido como piezas únicas, a pesar de su apariencia estropeada. Quizás toda esta falsificación no sea más que otro autorretrato del propio Patricio.  Siguiendo la tradición de los inventores alados (Wan Hu, Valerian Abakovsky, Otto Lilienthal, Franz Reich y Aurel Vlaicu), Patricio Dalgo, con sus experimentos en el caos del residuo, lleva sus ideas errantes hasta las últimas consecuencias.

Luis Cermeño